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Change is real assumption for reductio. There are not different times — only the present exists. There are different times and there are not different times conjunction C1, P4. Change is not real reductio, P1—C2. De: Bardon, Adrian. Oxford: Blackwell, McTaggart simplificado P1. Mas nenhum evento pode ser passado, presente e futuro.

Porto Alegre: Artmed, , p. Rio de Janeiro: Objetiva. Tudo o que existe tem partes existentes. Alguns -ismos Realismo vs. Idealismo, ou antirrealismo. Callender, Craig, e Ralph Edney. Introducing time: a graphic guide. London: Icon Books. Marin, Luiz. Absolutismo vs. Davies, Paul. Agile Project Management in easy steps download. Barns utvikling i barnehagealder bok Richard Haugen pdf. Beitrag zur Metallurgie und zur mathematischen Modellierung des Kupolofens Stojan Ratkovic pdf online lesen.

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Este mtodo posee sus limitaciones, pero permite decidir entre teoras rivales de la identidad personal. Al igual que suceda con la causalidad, las teoras de identidad personal pueden ser divididas en variantes reduccionistas y no reduccionistas.

Se someten a crtica pormenorizada todas las teoras reduccionistas convencionales, y se propone como alternativa una teora no reduccionista: la concepcin simple. El captulo final se ocupa de una versin moderna de un viejo debate. La disputa del realismo contra el idealismo es una de las ms antiguas de la filosofa. En la dcada de , el filsofo de Oxford Michael Dummett propuso una nueva forma de concebirla. Apoyndose en diversas ideas del segundo. Wittgenstein relativas a la naturaleza pblica del significado, Dummett sugiri que se entendiera el realismo como una manera de concebir el significado.

Un realista sobre los F otras mentes, el pasado, la matemtica, etc. Un antirrealista sobre los F niega tal determinabilidad veritativa. En el captulo 9 consideramos la motivacin que subyace al antirrealismo, la naturaleza de sus tesis, y analizamos un argumento tcnico que incluso pone en duda su coherencia. Introduccin Una de las preguntas metafsicas ms antiguas es: Existe Dios?

Aqu la abordaremos entendiendo a Dios en el sentido filosfico de la tradicin, es decir, como un ser omnipotente, omnisciente y completamente bueno. En este captulo analizamos tres de los argumentos mejor conocidos a favor de la existencia de Dios, as como un argumento famoso en contra de su existencia.

Los tres argumentos a favor de la existencia de Dios suelen ser conocidos como el argumento ontolgico, el argumento cosmolgico y el argumento teleolgico, aunque existen muchas variantes de cada uno. El argumento contra la existencia de Dios que examinar es el argumento sobre el mal.

El argumento ontolgico intenta probar la existencia de Dios recurriendo nicamente a la razn. Se trata de un argumento completamente a priori. El meollo del mismo es que basta con aprehender el concepto o la idea de Dios, junto con aquello que este concepto o idea implica, para demostrar que existe Dios.

Por consiguiente, el argumento ontolgico se propone, partiendo de premisas cognoscibles a priori, ser una prueba deductivamente vlida de la existencia de Dios. Pretende ser tan slido y convincente como cualquier prueba usada tpicamente en la lgica o en las matemticas.

El argumento cosmolgico y el teleolgico no estn basados en premisas cognoscibles a priori, sino en premisas contingentes o empricas. El argumento cosmolgico parte del hecho de que el universo que nos rodea existe. Y prosigue as: puesto que la existencia del universo es contingente en lugar de. El argumento teleolgico o argumento del designio tambin procede de una premisa emprica: no la premisa de que existe el universo, sino la ms especfica de que el universo contiene entidades maravillosamente complejas, tales como flores, ojos y cerebros, cuya existencia, se alega, respalda la hiptesis de un creador benevolente y amoroso.

Sera sumamente improbable que entidades estupendas como sas apareciesen por casualidad; son fruto, pues, del designio. Obsrvese cmo este argumento no tiene carcter deductivo. No se est aseverando que la existencia de estructuras complejas como los ojos y los cerebros implique lgicamente la existencia de Dios, sino que la existencia de tales estructuras hace razonable creer que existe Dios.

La postulacin de un creador divino es lo que mejor explicara, de acuerdo con esto, la existencia de tales estructuras. Un argumento importante contra la existencia de Dios es el argumento del mal. Niega la existencia de un Dios concebido como un ser amoroso, omnisciente y todopoderoso.

El argumento del mal asevera que la existencia del mal es incompatible con la existencia de Dios. La versin menos radical del argumento del mal, basada en la evidencia, se limita a afirmar que la existencia de Dios proporciona evidencia contra la existencia de Dios, y concluye que, dada la proliferacin del mal, sera irracional creer en un Dios amoroso.

El argumento ontolgico A lo largo de la historia de la filosofa han sido muy numerosas las versiones diferentes del argumento ontolgico; pero la primera, y ms discutida, es la que present en el siglo XI d.

He aqu un prrafo crucial, que nos permite seguir su razonamiento: Por lo tanto, incluso un necio est convencido de que aquello que es tal que nada mayor que ello puede ser concebido se encuentra en el entendimiento; puesto que cuando oye esto, lo entiende; y todo aquello que se puede entender est en el entendimiento.

Y ciertamente, aquello que es tal que nada mayor que ello puede ser concebido no puede hallarse nicamente en el entendimiento. Pues si estuviera [ Por lo tanto, si lo que es tal que nada mayor que ello puede ser concebido estuviera slo en el entendimiento, entonces lo que es tal que nada mayor que ello puede ser concebido sera lo mismo que aquello que es tal que algo mayor que ello s puede ser concebido1.

Una reconstruccin posible de lo dicho en este pasaje es la siguiente: 1 Dios es tal que nada mayor que l puede ser concebido. Se convirti en monje y fue nombrado ms tarde arzobispo de Canterbury.

Telogo y filsofo a la vez, es famoso por haber ideado la primera versin del argumento teolgico a favor de la existencia de Dios. La fe religiosa de san Anselmo no descansaba sobre esta prueba; simplemente quera poner de manifiesto la existencia y la naturaleza de Dios. Como dijo en cierta ocasin: No trato de entender para poder tener fe, sino que tengo fe para poder entender.

Su argumento ontolgico tuvo una acogida desigual: santo Toms de Aquino y Kant lo rechazaron, mientras que Duns Escoto y Descartes ofrecieron incluso sendas versiones de l. Aunque el argumento tiene hoy pocos seguidores, no existe consenso acerca de qu es lo que est errado en l.

La premisa 1 pretende ser una verdad puramente definicional. Para san Anselmo, la palabra Dios significa entre otras cosas algo tal que nada mayor que ello puede ser concebido, as como tringulo significa figura de tres lados y tres ngulos y soltera significa mujer no casada. As pues, el necio no podra coherentemente negar que Dios sea tal que nada mayor que l puede ser concebido, como tampoco podra negar coherentemente que los tringulos tengan tres lados o que las solteras no estn casadas.

La premisa 2 se entiende como un truismo, y como una instancia de la verdad, supuestamente general, siguiente: para cualquier F que haya sido concebido, o bien F existe nicamente en el entendimiento, o bien existe tanto en el entendimiento como en la realidad.

As, por ejemplo, los unicornios y los dragones existiran slo en el entendimiento, mientras que los hombres y los caballos existiran tanto en el entendimiento como en la realidad. La premisa 3 sigue la siguiente lnea de pensamiento. Supongamos que consideramos a dos seres que son del todo semejantes en sus propiedades, salvo en el hecho de que el primero existe tan slo en el entendimiento mientras que el segundo existe tanto en el entendimiento como en la reali-.

Entonces, el segundo ser ser mayor que el primero: el existir en la realidad es una propiedad que hace que algo sea mayor. Este principio, tomado junto con la premisa 1 , da lugar a la premisa 3. Dados 1 , 2 y 3 , se sigue fcilmente 7. Cmo podramos criticar este argumento? Para empezar, no deberamos presuponer que todas las definiciones o estipulaciones son coherentes. Algunas no lo son. Por ejemplo, yo podra tratar de definir meganmero de la manera siguiente: M Un meganmero es el nmero natural tal que no existe ninguno mayor que l.

Si aqu entendemos mayor en sentido cuantitativo, resulta que M es incoherente. No existe, en efecto, un nmero natural mximo, puesto que la serie de nmeros naturales es infinita. Hay alguna razn para suponer que la premisa 1 adolece de una incoherencia semejante?

La habra en caso de que las cualidades que hacen grande a Dios no fueran mximas es decir, fueran cualidades que pudieran ser posedas siempre en un grado mayor, como sucede con la altura o el peso. Pero es plausible la suposicin de que las cualidades que hacen grande a Dios son mximas. En efecto, las cualidades de omnipotencia, omnisciencia y bondad perfecta parece ser mximas; ningn ser puede ser ms poderoso que un ser omnipotente, por ejemplo.

Por consiguiente, no podemos criticar la definicin que san Anselmo da de Dios de la misma manera en que criticamos la definicin M.

Se podra objetar, no obstante, que incluso si la premisa 1 fuera coherente, no podra tener consecuencias ontolgicas. Una mera estipulacin no puede generar entidades reales. Cuando la palabra soltera fue introducida por primera vez en nuestro idioma, y definida como equivalente a mujer no casada, esa definicin no garantizaba que el mundo contuviera solteras. El que haya solteras se debe no a definicin alguna, sino al hecho no verbal de que algunas mujeres prefieren no casarse.

De igual manera, el que tengamos definiciones significativas de palabras como dragn o unicornio no debera inducir a nadie a pensar que existen tales criaturas. Por lo tanto, cmo podra la premisa 1 , una mera definicin, tener consecuencias ontolgicas? Sin embargo, insistir en este momento en esa objecin sera como dar por sentado que san Anselmo se equivoca, en lugar de demostrarlo.

Pues Anselmo podra razonablemente replicar que, aunque sea cierto que muchas definiciones no tienen, en efecto, consecuencias ontolgicas, esta definicin suya s las tiene. Para criticar ecunimemente a san Anselmo, debemos examinar los pasos siguientes de su razonamiento. En cuanto lo hacemos, surgen, sin embargo, las dudas. Enseguida salta a la luz que san Anselmo tiene una manera muy extraa de entender lo que sig-. Los tres primeros enunciados de la cita de arriba sugieren la siguiente concatenacin de pensamientos.

Primero entiendo una palabra F digamos, un trmino general. En virtud de haber entendido F, un F existe en mi entendimiento, que tiene todas las cualidades convencionales de un F. Y entonces podemos inquirir si hay instancias de F en la realidad. As pues, si entiendo el trmino unicornio, habra un unicornio que existe en mi entendimiento, y ese unicornio tendra las cualidades que normalmente son asociadas a los unicornios tener cuatro patas, un cuerno en forma de espiral, un rabo de len, etc.

Pero esto es inverosmil. Cuando entiendo la palabra unicornio, no se trata de que yo tenga en mi mente algo de cuatro patas y con un cuerno en forma de espiral! Anselmo comete lo que pudiramos denominar una falacia de reificacin. Ha identificado el entender una palabra o aprehender un concepto con el que la mente contenga al objeto que est siendo concebido.

Pero esto equivale a confundir un concepto con un objeto: el concepto est en mi mente, pero el objeto correspondiente no lo est. Los principios que subyacen a las premisas 2 y 3 son ejemplos patentes de la mencionada falacia. Una vez que los reconocemos como falacias es decir, una vez que reconocemos que entender la palabra Dios no implica que haya en nuestra mente algo omnipotente, omnisciente, etc.

Se basan en un modelo insostenible de lo que significa entender una palabra. Aunque lo anterior basta por s solo para anular la versin de san Anselmo del argumento ontolgico, vale la pena citar la respuesta que le dio a ste uno de sus contemporneos, Gaunilo de Marmoutiers.

En su escrito titulado En defensa del necio, Gaunilo propone la idea de una isla tal que ninguna isla ms excelente que ella puede ser concebida, y escribe luego: Ahora bien, si alguien me hablara de tal isla, entendera fcilmente sus palabras [ Y puesto que es ms excelente el no hallarse solamente en el entendimiento, sino el hallarse tanto en el entendimiento como en la realidad, por esta razn debe existir tambin. Pues si no existiese, cualquier isla que realmente existiera sera ms excelente que ella; y por lo tanto, la isla que ya concebiste como la ms excelente no sera la ms excelente2.

Gaunilo intenta parodiar aqu la prueba de Anselmo. Es decir, est empleando un razonamiento anlogo al de Anselmo para probar una conclusin obviamente absurda.

Est claro que el mundo no contiene un isla perfecta es decir, una isla tal que no quepa concebir una ms perfecta que ella , o un caballo perfecto, o un cocodrilo perfecto, etc. Si existen argumentos anlogos al de san Anselmo que son invlidos, tambin el argumento de Anselmo deber ser. Ntese que los argumentos pardicos, aunque pueden ser eficaces en cierto sentido, son deficientes en otro. Cuando tienen xito, un argumento pardico muestra que el argumento inicial parodiado est equivocado, pero no ofrece diagnstico alguno acerca del origen del error.

Sin embargo, parece que la parodia de Gaunilo fracasa, porque su argumento no es anlogo al de Anselmo en un aspecto fundamental. Mencion antes que para que la definicin de Dios dada por Anselmo fuera coherente, las cualidades que hacen grande a Dios deberan ser mximas, esto es, cualidades que no pueden ser posedas en un grado mayor.

Pero las cualidades que hacen que una isla sea excelente tales como la abundancia de cocos, el nmero de palmeras, la presencia de bellas jvenes de piel bronceada, etc. Pero entonces la descripcin isla tal que ninguna ms excelente pueda ser concebida as como la de nmero natural tal que ninguno mayor pueda ser concebido no expresa un concepto coherente. El argumento ontolgico El argumento ontolgico de san Anselmo es un ejemplo clsico de un argumento racionalista.

Intenta mostrar que podemos establecer una conclusin sustancial la existencia de Dios valindonos nicamente de la razn. Esto contradice el principio emprico asociado a filsofos britnicos como Locke, Berkeley y Hume segn el cual la razn nunca puede producir por s sola un conocimiento sustancial de la realidad.

Los empiristas sostuvieron que el conocimiento de la realidad se basa esencialmente en los datos de los sentidos. El argumento ontolgico es ingenioso. Trata de probar la existencia de Dios recurriendo nicamente a la idea o definicin de Dios como algo tal que no se puede concebir nada mayor que ello.

Sera un prodigio que la definicin de una palabra pudiera probar la existencia de algo distinto de ella misma. Afortunadamente, el argumento de Anselmo no logra hacer tal cosa. El argumento cosmolgico Aunque en desacuerdo con el argumento ontolgico de Anselmo, santo Toms de Aquino ca. Este argumento puede asumir muchas formas, una de las cuales es conocida como el argumento de la contingencia.

El filsofo e historiador jesuita Frederick Copleston, en un famoso debate con Bertrand Russell, deline una versin del argumento de la contingencia:. Dios el mundo es simplemente [ Esta razn debe consistir en un ser existente. Ahora bien, o este ser es la razn de su propia existencia, o no lo es.

Si lo es, estupendo. Si no lo es, debemos proceder igual que antes. Pero si procedemos hasta el infinito, [ Por lo tanto, [ Ms adelante en el debate, Copleston hace una recapitulacin sucinta de la esencia del argumento: La serie de eventos [incluyendo la historia del universo] est causada, o no lo est. Si lo est, es obvio que debe haber una causa fuera de la serie. Si no lo est, entonces se basta a s misma; y si se basta a s misma, esto es lo que yo denomino lo necesario.

Pero aqul [el universo] no puede ser necesario, ya que cada uno de sus miembros es contingente, y [ Para evaluar estas propuestas quizs sea til comenzar por algunos de los comentarios crticos de Russell. Ambos argumentos se valen de nociones modales. La conclusin del razonamiento de Copleston es que existe un ser necesario a saber, Dios.

Russell discrepa en este punto: La palabra necesario [ Para Russell, ninguna proposicin del tipo A existe puede ser analtica. Por lo tanto, hablar de seres necesarios, o incluso de seres contingentes, es un solecismo.

Santo Toms de Aquino ca. Estudi las obras de Aristteles en la Universidad de Npoles y luego se convirti en monje dominico. La obra ms conocida de Aquino es su Suma teolgica Sostuvo que la fe y la razn no pueden discrepar entre s, ya que la razn, cuando es ejercida adecuadamente, nunca dar resultados que contradigan la fe. Santo Toms neg que la existencia de Dios pudiera ser probada mediante una mera reflexin sobre la idea de Dios; por lo tanto, rechaz el argumento ontolgico de san Anselmo.

Sin embargo, afirm que la existencia de Dios poda ser establecida a partir de premisas relativas a la naturaleza y existencia del universo Suma teolgica, 1a, qu. Se trata de las famosas cinco vas para probar la existencia de Dios, una de las cuales se refiere a la existencia contingente del universo que es una de las versiones del argumento cosmolgico.

Por supuesto, si el argumento ontolgico fuera vlido, entonces Dios existe sera una proposicin analtica; pero ya se vio que dicho argumento era defectuoso.

Empero, incluso si concedemos que Dios existe no es una proposicin analtica, sigue habiendo una rplica a Russell. Desde los trabajos de Kripke en las dcadas de y , se acepta generalmente que la analiticidad no es la nica fuente de necesidad: habra verdades necesarias que no son analticas6.

Ya antes de Kripke, algunos filsofos haban sospechado que verdades tales como nada puede ser rojo y verde en toda su superficie eran necesarias pero no analticas. Sin embargo, Kripke elabor un marco terico para explicar las necesidades no analticas y proporcion ejemplos ms precisos, como por ejemplo Tulio es Cicern, el agua es H2O, este atril es de madera, etc.

Si esta pieza de ortodoxia contempornea est en lo cierto, la no analiticidad de Dios existe no sera, por lo tanto, una razn vlida para descartar su carcter necesario. Pero aun hay un problema ms grave en la respuesta de Russell. Es verdadero afirmar, con respecto a cualquiera de las cosas ordinarias con que nos solemos topar, esto podra no haber existido.

Incluso cabe decir de s mismo: yo habra podido no existir por ejemplo, si mis padres no se hubiesen conocido. Pero entonces se sigue inmediatamente que yo existo es una verdad contingente, y que, por consiguiente, yo soy un ser contingente. As es que tendra sentido, despus de todo, hablar de seres contingentes, en cuyo caso tambin lo tendra hablar de seres necesarios independientemente de si hay o no tales seres.

Ocurre, sin embargo, que esta disputa no toca el meollo del asunto. Aunque Copleston usa, de hecho, expresiones tales como ser El problema es que la nocin de algo que contiene la razn de su propia existencia es demasiado oscura como para que pueda servirnos de ayuda. Russell afirma que, a menos que razn suficiente signifique causa, est ignoro de su significado.

Pero razn suficiente no puede significar causa, ya que, si as fuera, se tendra que poder decir que Dios es causa de s mismo: algo que, segn el propio Copleston admite, carece de sentido. As pues, el reclamo de Russell parece justificado: si razn suficiente no significa causa, qu significa?

Por eso, habra que aclarar esta nocin para que pudiramos evaluar la primera de las formulaciones de Copleston del argumento cosmolgico.

En cuanto a la segunda de sus formulaciones, ms escueta, ella no apela a la nocin de autosuficiencia sino en un estadio avanzado del argumento. Comienza con la premisa: el universo entero posee o no posee una causa. Russell objeta que esta premisa carece de sentido. Tiene sentido, alega, preguntar por la causa de este o aquel evento es as, en definitiva, como aprendemos el significado de la palabra causa ; pero no tiene sentido preguntar por la causa de todos los eventos, la causa del universo entero.

Pero la razn que Russell esgrime a favor de su aserto no es convincente. Seala que es una falacia inferir que una totalidad posea determinada propiedad slo porque cada miembro de ella la posee. Y existe, en efecto, una falacia parecida: la falacia de composicin7. Para usar el ejemplo de Russell: del hecho de que cada ser humano tenga una madre no podemos inferir vlidamente que la especie humana como tal tenga una madre.

Pero sucede que Copleston no comete la falacia que le atribuye Russell. Su modo de razonar no es: todo evento tiene una causa; por ende, la totalidad de los eventos tiene una causa. Tan slo piensa que tiene sentido preguntar si el universo tiene una causa. Y preguntar si el universo tiene una causa no parece involucrar el mismo tipo de error categorial que se comete al preguntar si la especie humana tiene una madre. Por lo tanto, concedmosle a Copleston su premisa inicial: el universo entero tiene una causa o no la tiene.

Cmo prosigue el razonamiento? Dado que la nocin de autosuficiencia result ser demasiado oscura, tenemos que operar con la nocin de necesidad. As pues, podemos refundir el segundo razonamiento de Copleston en los trminos siguientes: 1 2 3 4 5 6.

El universo tiene una causa o no la tiene. Si el universo tiene una causa, la causa yace fuera de l. Si el universo carece de causa, el universo es necesario. El universo no es necesario. El universo tiene una causa de [3] y [4]. Por lo tanto, la causa del universo yace fuera de l por [2] y [5] 8. Ahora que ya no tenemos reparos a la terminologa empleada aqu, cmo deberamos responder?

Las premisas 1 y 2 no presentan problemas: 1 es un truismo ya que hemos admitido, contra Russell, que tiene sentido hablar de la posibilidad de que el universo tenga una causa ; y 2 parece correcta, ya que si la causa del universo yaciera en l mismo, sera parte del universo. Pero ninguna parte de algo puede ser la causa de ese algo, por lo que la causa del universo debe yacer fuera del universo.

La premisa 4 , aunque ha sido negada por algunos filsofos, tambin es plausible9. Si se admite que podra no haber existido nada, en lugar de existir algo, habra que admitir tambin que la existencia del universo es un asunto no necesario, es decir, contingente. Puede que la razn de Copleston para 4 tenga visos de incurrir en la falacia de composicin: pues arguye que el universo entero es contingente porque cada uno de sus elementos es contingente.

Pero su razonamiento no parece ser falaz en este caso. Cmo podra una totalidad ser necesaria si cada uno de sus elementos es contingente? La falacia de composicin bien podra ser una falacia slo con respecto a ciertas clases de propiedad, entre las cuales podra no hallarse la propiedad de la contingencia.

Por lo tanto, si el argumento tiene algn fallo, ste tendr que residir en la premisa 3. Se puede sostener que el universo no tiene causa alguna y, sin. Prima facie, s. Uno puede afirmar, como lo hizo Aristteles, que el universo siempre ha existido, pero que es contingente En segundo lugar, muchos cosmlogos contemporneos creen que el universo, aunque no siempre ha existido, se origin a partir de la nada: no tendra, pues, causa alguna.

Segn esta concepcin, el universo no tuvo una causa, y, sin embargo, su generacin no fue necesaria. Un defensor del argumento cosmolgico debera mostrar que concepciones como sta son insostenibles; y mientras no lo haga, el argumento cosmolgico nunca resultar del todo convincente.

Adems, aunque el argumento cosmolgico fuera convincente, su conclusin no implicara nada acerca de la naturaleza de la causa del universo es decir, acerca de si esta causa es buena o amorosa. El argumento teleolgico El argumento teleolgico a favor de la existencia de Dios, tambin denominado argumento del designio divino, trata de argumentar a favor de la existencia de Dios partiendo no simplemente de la existencia contingente del universo, sino de lo intrincado y complejo de la estructura de ste.

Aunque el argumento ha estado circulando desde tiempos de los estoicos, William Paley fue quien formul la mejor versin de l, basada en la analoga siguiente. Paley aleg que cuando hallamos una piedra en el desierto, no se nos ocurre pensar que alguien la haya diseado. Pero cuando nos topamos con un instrumento complejo como un reloj, suponemos que alguien lo fabric, y estamos justificados en nuestra suposicin. Pues al examinar sus partes, podemos percibir que estn elaboradas y dispuestas con un propsito determinado Por consiguiente, podemos concluir que el reloj ha debido de tener un fabricante Ha tenido que haber, en algn lugar determinado, uno o varios artfices que lo configuraran con el propsito que nos consta que cumple actualmente; personas que comprendieran su mecanismo y previeran su uso Paley argumenta a rengln seguido que podemos inferir anlogamente, a partir del universo que encontramos a nuestro alrededor, y especialmente a partir de sus instancias biolgicas particulares, tales como flores, corazones y ojos, la existencia de un diseador del universo: Dios.

Si estamos justificados en pasar de la existencia del reloj a la existencia del relojero, entonces nos asiste el mismo derecho a pasar de la existencia de estructuras biolgicas complejas a la existencia de un creador. Es ms, la belleza y la simetra de tales estructuras apuntaran hacia la naturaleza benevolente de su creador. Cmo deberamos responder a este argumento?

Ntese que, a diferencia de los argumentos anteriores, el argumento teleolgico no es presentado como si fuera deductivamente vlido.

Debido a que no es lgicamente imposible ni una creacin ex nihilo ni un reagrupamiento azaroso de partculas en una configuracin parecida a un reloj, la existencia de un reloj no implica lgicamen-. La tesis de Paley es, ms bien, que si uno se topa con un reloj, es razonable creer que fue construido por un relojero.

Anlogamente, cuando vemos el mundo complejo que nos rodea, resulta razonable creer que fue creado por Dios. William Paley William Paley estudi y ense en la Universidad de Cambridge, antes de convertirse en clrigo de la Iglesia de Inglaterra.

Escribi tres obras mayores. En sus Principios de filosofa moral y poltica defendi con razones teolgicas el utilitarismo la doctrina segn la cual debemos hacer cuanto maximice la felicidad humana. En Una concepcin de la evidencia del cristianismo disert sobre la creencia en los milagros e hizo comentarios a la discusin sobre el tema en la seccin 10 de la Investigacin sobre el entendimiento humano, de Hume.

La Teologa natural fue la obra ms conocida de Paley, y en ella present su versin del argumento de la providencia, alegando que la hiptesis de la creacin divina es la mejor manera de explicar el mundo complejo y variado que nos rodea. Lo primero que hay que observar es que incluso si se piensa que el razonamiento de Paley es persuasivo, lo ms que tal razonamiento puede establecer es que Dios cre el universo, no que Dios an existe.

Es totalmente compatible con el argumento de Paley la suposicin de que Dios abandon su obra poco despus del acto de la creacin. Por ello, su argumento no nos proporciona razn alguna para pensar que Dios existe ahora, as como tampoco tenemos razn para pensar que el relojero siga existiendo ahora. Curiosamente, Newton pens que, sin Dios, los planetas saldran despedidos en todas direcciones. Segn este fsico, el movimiento regular de los planetas haca razonable creer en la existencia continua de Dios.

En segundo lugar, en los Dilogos sobre la religin natural , de David Hume, publicados tras la muerte de ste y antes de que apareciera, en , la obra de Paley, uno de los interlocutores, Filn, seala cun poco justificados estamos en extraer conclusiones acerca del creador a partir de nuestras observaciones sobre el poco benigno mundo que nos rodea: Nuestro mundo, como este individuo [el defensor del argumento del designio] debera saber, es muy deficiente e imperfecto, si lo comparamos con un ideal superior; y seguramente fue el primer ensayo de alguna deidad infantil, que luego lo abandon a su suerte, avergonzado de su pobre desempeo; o es obra de un dios menor y subordinado, y motivo de burla de sus superiores jerrquicos; o es producto de la edad avanzada, herencia de alguna deidad senil, por lo que, fallecida esta ltima, ha estado dando tumbos de manera ms o menos azarosa, desde que recibiera de aqulla su primer impulso y energa En efecto, como sugiere Filn, el argumento de la providencia no nos da razn alguna para suponer que hubo un solo creador.

Por qu no creer ms bien que as como un gran nmero de hombres se renen para construir una casa o un barco, edificar una ciudad o crear una alianza; [ En tercer lugar, y lo que es ms importante, debemos recordar que Paley estaba escribiendo antes de que apareciesen la teora evolucionista de Darwin y la cosmologa contempornea. Para una persona de , la nica explicacin posible del orden del universo era la creacin divina.

El razonamiento de Paley pareca entonces proceder del ms elemental sentido comn. En cambio, desde nuestro privilegiado punto de vista actual, disponemos de otra explicacin la teora evolucionista de Darwin, y el razonamiento de Paley ya no nos parece ineludible. Cuando nos preguntamos cmo los seres humanos, con todos sus intrincados rganos como los ojos y el corazn , se originaron, disponemos ahora de dos explicaciones alternativas: la teora evolucionista de Darwin de la seleccin natural y la de la providencia divina.

La teora de la evolucin ha obtenido un gran xito en la explicacin de los fenmenos, y est tan consolidada que nadie la pone seriamente en duda. Nos provee de la mejor explicacin disponible actualmente de la existencia y naturaleza de las especies vivas.

Ello determina el fracaso del razonamiento de Paley: el ojo no sera, despus de todo, anlogo a un reloj que nos encontramos en el camino. La presencia de la explicacin darwiniana sobre el origen de las especies ha desbaratado completamente el argumento teleolgico.

El argumento del mal Hasta este momento hemos venido criticando algunos argumentos a favor de la existencia de Dios. Ahora nos proponemos considerar un argumento muy conocido en contra de su existencia: el argumento del mal. Se trata de un argumento en contra de la existencia de Dios que presupone que Dios en caso de que exista posee los rasgos de omnipotencia, de omnisciencia y de bondad perfecta. La idea bsica que subyace al argumento del mal es que la existencia del mal, tanto si se trata del mal natural como la muerte y el sufrimiento causado por los desastres naturales como si se trata del mal moral la crueldad mutua de los seres humanos , es incompatible con la existencia de Dios.

Dado que el mal existe, no existira Dios. Sin embargo, tenemos que desmenuzar un poco las cosas para poder percibir con claridad la naturaleza de la supuesta incompatibilidad. El argumento del mal sostiene que las proposiciones siguientes forman un cuarteto incoherente:. Dios es omnisciente. Dios es omnipotente. Dios es totalmente bueno. El mal existe. Si 1 - 4 son incompatibles entre s, no pueden ser todas verdaderas.

Como 4 es sin lugar a dudas verdadera, una de las proposiciones 1 - 3 ha de ser falsa. Pero si cualquiera de 1 - 3 es falsa, entonces Dios no existe. Si no hay un ser que sea omnisciente, omnipotente y totalmente bueno, entonces Dios no existe. De acuerdo, pues, con el argumento del mal, no existe un ser tal y, por lo tanto, no existe Dios. Pero por qu pensar que 1 - 4 son incompatibles? Dijimos que el mal, tanto natural como moral, existe.

Pero si Dios es omnisciente, sabe que el mal existe; si es totalmente bueno, quiere evitar el mal; y si es omnipotente, es capaz de evitarlo. Entonces, por qu no lo evita? Si hubiera un ser que fuera omnisciente, omnipotente y completamente bueno, el mundo no contendra mal alguno.

Pero el mundo contiene el mal. Por lo tanto, no existe un ser con esas caractersticas. Este argumento posee una claridad encomiable, a pesar de que ha recibido, por supuesto, muchas rplicas. He aqu una rplica posible. Qu pasara si algunos males fueran necesarios para que existieran ciertos bienes, o, dicho de otra manera, si algunos bienes no pudieran existir sin ciertos males?

Entonces el creyente podra argumentar que el valor de los bienes en cuestin sobrepasa el costo de los males concomitantes. En tal caso, la existencia de los males no sera incompatible con el amor, el conocimiento o el poder divinos.

Un ejemplo sencillo ilustra esta idea: cuando estoy sentado en el silln del dentista experimento dolor, pero se trata de un dolor necesario para poder tener dientes sanos y libres de dolor en el futuro.

Sin embargo, esta necesidad el hecho de que yo deba experimentar dolor ahora para poder verme libre de l en el futuro es un caso de necesidad causal o tecnolgica. En el estadio actual de la tecnologa, las visitas dolorosas al dentista son indispensables para poseer dientes sanos en el futuro. Pero Dios es omnipotente. No est constreido por necesidades causales o tecnolgicas. La omnipotencia divina significa que Dios puede hacer todo cuanto sea lgicamente posible.

Habra podido disponer las cosas de tal modo que las visitas al dentista fueran indoloras, o nos habra podido equipar con dientes incorruptibles. Entonces, por qu no lo hizo? Lo que la defensa del mal necesario requerira, para tener visos de credibilidad, son males que fueran lgicamente necesarios para la existencia de ciertos bienes. Entonces, si fuera necesario que el mundo contuviera tales bienes, Dios no podra ser criticado por permitir los correspondientes males, ya que sera lgicamente imposible tener tales bienes sin los.

Ni siquiera Dios es capaz de hacer lo lgicamente imposible. Ejemplos de bienes que parecen exigir lgicamente ciertos males son el herosmo, la benevolencia y la compasin. El herosmo, la benevolencia y la simpata son posibles nicamente porque el mundo contiene, por ejemplo, desastres naturales, hacia cuyas vctimas otras personas pueden hacer gala de herosmo, de compasin o de benevolencia. Sin embargo, podemos hacer tres reparos al argumento anterior. En primer lugar, bienes como la compasin no parecen exigir la presencia de desastres reales.

Sera suficiente con que se diera la apariencia de un desastre para suscitar el sentimiento de compasin. Si Dios fuera omnipotente, no le habra sido difcil crear un mundo en el que hubiera maremotos ficticios a los que pudiramos reaccionar.

Pero no lo hizo. Por qu no? En segundo lugar, la defensa del mal necesario es demasiado limitada. El mundo contiene muchos males que no poseen un bien correlativo o atenuante. Muchos casos de muerte y de sufrimiento a lo largo de la historia del hombre y de los animales ni siquiera han sido observados o registrados.

Tales males no pueden, obviamente, ser justificados en trminos de la produccin de bienes en otras personas Tercero, hay algo moralmente cuestionable en la defensa del mal necesario. No estn siendo usadas las vctimas de los desastres naturales como meros medios para el perfeccionamiento moral de los dems?

El sufrimiento ajeno es bueno para mi alma difcilmente es aceptable como la consigna de alguien honesto. Una segunda estrategia de rplica, destinada a mostrar la compatibilidad de 1 - 4 , es la que se conoce como defensa por recurso al libre albedro. Dios dot a los hombres de libertad de accin, y eso es un bien.

Un mundo que contiene gente libre que a veces escoge libremente el bien y a veces escoge libremente el mal es preferible, se alega, a un mundo de autmatas que estn programados para hacer siempre el bien. Pero la libertad tiene un precio: muchos males asolan al mundo como consecuencia de la libertad de accin. Puesto que Dios no es responsable de tales males, stos no contradicen su bondad, su amor o su sabidura.

Esta respuesta es una variante de la primera: para que pueda existir cierto bien el libre albedro es necesario hacerse cargo de las malas consecuencias provenientes del mal empleo de ese bien. Sin embargo, la defensa que apela al libre albedro est sujeta a las cinco objeciones siguientes: 1 La defensa slo abarca los casos de mal moral el mal que resulta de una eleccin humana libre. No contribuye en nada a explicar por qu Dios admitira la ocurrencia de males naturales.

Pero algunos filsofos han negado esto ltimo, o bien porque son fatalistas, o bien por-. Es poco plausible pensar que el valor de la libertad de una persona sobrepasa o compensa cualquier cantidad de mal producido por el ejercicio de sta. Acaso no sera mejor el mundo si Hitler o Stalin, por ejemplo, hubieran sido autmatas programados para hacer el bien? Incluso si Dios nos concedi el libre albedro, habra podido intervenir cada vez que alguien hizo una eleccin mala, y asegurarse de que sta no tuviera malas consecuencias.

Eso habra sido sin duda mucho mejor que dejar que estas ltimas ocurriesen. Entonces, por qu Dios no intervino? Por qu Dios no cre seres que siempre escogen libremente el bien? No escogen acaso los ngeles siempre el bien? Para no ir tan lejos, nosotros mismos somos seres que a veces escogemos libremente el bien. Por qu habra de ser incoherente imaginarnos a nosotros mismos como si siempre eligisemos el bien? Seguramente, no hay un lmite superior a priori acerca del nmero de veces que un agente puede escoger libremente el bien.

El problema del mal La razn principal de por qu muchas personas sensatas no creen en Dios es la existencia del mal. No pueden comprender cmo un Dios omnisciente, omnipotente y supremamente bondadoso permitira la proliferacin del mal en el mundo por ejemplo, el sufrimiento que sigue a un desastre natural como una inundacin o una hambruna , o dejara de impedir las consecuencias negativas de las malas decisiones de la gente. Los testas es decir, aquellos que creen en la existencia de Dios han elaborado diversas teodiceas con la finalidad de demostrar cmo el conocimiento, el poder y el amor divinos son consistentes con la existencia del mal.

Kant crey que todas las teodiceas estaban condenadas al fracaso La religin dentro de los lmites de la mera razn, , y nuestra discusin parece confirmar que estaba en lo cierto. Observaciones finales Todos los argumentos convencionales a favor de la existencia de Dios estn sujetos a objeciones.

La existencia del mal proporciona un argumento contra la existencia de Dios.



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